¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la capacidad de comprender, utilizar y gestionar las propias emociones de manera positiva para aliviar el estrés, comunicarse eficazmente, empatizar con los demás, superar desafíos y desactivar conflictos.
En términos prácticos, esto significa ser consciente de que las emociones pueden impulsar nuestro comportamiento e impactar a las personas, y aprender a gestionar esas emociones, tanto las nuestras como las de los demás. Por lo tanto, antes de poder desarrollar la inteligencia emocional, es necesario tener una buena capacidad de mentalizar, es decir, de concebirnos a nosotros mismos y a los demás como si tuviéramos estados mentales.
La inteligencia emocional le ayuda a construir relaciones más sólidas, tener éxito en la escuela y el trabajo y perseguir eficazmente sus objetivos profesionales y personales. También puede ayudarte a conectar con tus sentimientos, convertir la intención en acción y tomar decisiones sobre lo que realmente te importa. Algunos estudios sobre la inteligencia emocional sugieren que se puede aprender y potenciar, mientras que otros sostienen que es una característica innata.
¿De dónde surge el concepto de inteligencia emocional?
El concepto de inteligencia emocional fue introducido por los profesores Peter Salovey y John D. Mayer, quienes hablaron de él por primera vez en 1990 en su artículo «Inteligencia emocional» en la revista Imagination, Cognition and Personality.
Los dos estudiosos dieron una primera definición de inteligencia emocional, entendiéndola como: «La capacidad de controlar los sentimientos y emociones propios y ajenos, distinguirlos y utilizar esta información para guiar los pensamientos y acciones».
El significado de inteligencia emocional fue desarrollado posteriormente por el periodista científico y psicólogo Daniel Goleman quien, en 1995, publicó el libro «Inteligencia emocional: qué es y por qué puede hacernos felices», haciendo muy conocido este tema tanto en el ámbito psicológico y social, tanto en el ámbito laboral.
El marco de Goleman sobre la inteligencia emocional
Según Goleman, la inteligencia emocional se compone de algunas habilidades fundamentales para nuestro bienestar, tanto a nivel personal como social. Quienes poseen estas habilidades probablemente podrán establecer mejores relaciones sociales, tomar decisiones acordes a sus motivaciones y mantener un alto nivel de autoestima.
Para explicar qué significa “inteligencia emocional”, Goleman desarrolló un marco de cinco pilares que la constituyen, así como una serie de habilidades que se pueden desarrollar y mejorar, para que cualquier persona pueda volverse más inteligente emocionalmente.
Los cinco componentes de la inteligencia emocional para Goleman son:
Autoconciencia
Autorregulación
Motivación
Empatía
Habilidades sociales
Veamos en detalle los 5 pilares de la inteligencia emocional de Goleman.
- Autoconciencia
Primero hagamos un experimento:
Identifique una emoción que sienta con frecuencia, por ejemplo cuando está en el trabajo.
Da un ejemplo de un episodio en el que lo hayas probado.
¿Qué te viene a la mente, qué imágenes o recuerdos?
¿Qué significa para ti sentirte así? ¿Qué implicaciones tiene esto en tu vida profesional?
¿Cuál es el punto de sentir esa emoción? ¿Qué información te da sobre ti, los demás y el contexto en el que te encuentras?
¿Qué tan difícil fue responder a estas preguntas? ¿Qué tan consciente eres de las emociones que sientes? La autoconciencia es la capacidad de reconocer una emoción a medida que surge: es la piedra angular de la inteligencia emocional. Si conocemos nuestras emociones, cómo se presentan y en qué ocasiones, no serán fenómenos impactantes para nosotros.
Tomemos por ejemplo situaciones en las que se exige nuestro rendimiento, como un examen, en las que podríamos agitarnos mucho, hasta el punto de vivir un auténtico ataque de ansiedad. Aprendiendo a utilizar nuestra inteligencia emocional, cuando llegue la ansiedad la reconoceremos y podremos afrontarla antes de que degenere. Sin embargo, si esta emoción nos golpea como una avalancha, seremos abrumados más fácilmente. El miedo a las emociones suele coincidir con una inteligencia emocional deficiente.
- Gestiona tus emociones
Aprender a gestionar tus emociones no significa negarlas o eliminarlas, sino asegurarte de que no se conviertan en conductas no deseadas. ¿Cuáles son las emociones que más nos cuesta controlar? ¿En qué situación surgen y qué han provocado en nuestras vidas?
La emoción de la ira, por ejemplo, es una de esas que muchas veces nos abruman. Pensemos, por ejemplo, en una discusión con un colega: ¿qué podríamos decir de lo que nos arrepentiríamos inmediatamente? ¿Cuál podría ser la estrategia más eficaz para comunicar nuestro enfado?
Con la capacidad de permanecer emocionalmente presente, puedes aprender a gestionar tus emociones sin permitir que anulen tus pensamientos y tu autocontrol. Podrás tomar decisiones que te permitirán evitar conductas impulsivas, controlar tus emociones de forma saludable, tomar la iniciativa, cumplir tus compromisos y adaptarte a las circunstancias cambiantes.
- Motívate
Para Daniel Goleman, la inteligencia emocional también significa ser consciente de las propias emociones, sin reprimir los sentimientos. Motivarse también es fundamental para centrar la atención y mantener la motivación en la consecución de un objetivo. Puede ser importante, por ejemplo, distinguir si actúa por esperanza de éxito y no por miedo al fracaso.
- Empatía
Entre las características de la inteligencia emocional para Goleman se encuentra la empatía. Un concepto muy conocido y debatido, la empatía consiste en la capacidad de comprender las emociones de los demás; Las personas con esta habilidad saben escuchar, están atentas a los aspectos verbales y no verbales de la comunicación y no se dejan influenciar por los prejuicios.
Muestran sensibilidad, pero sobre todo ayudan a los demás a partir de la comprensión de sus necesidades y sentimientos, sin anteponer su propio punto de vista y perspectiva.
- Habilidades sociales
Existen numerosas habilidades que nos permiten tener éxito en las relaciones sociales. Las habilidades sociales incluyen, por ejemplo, la capacidad de tener influencia, es decir, utilizar tácticas de persuasión eficientes. Entre ellas también se encuentran la capacidad de comunicarse eficazmente, gestionar conflictos, cooperar en equipos y ser un buen líder, así como la capacidad de tener un comportamiento prosocial.
¿Por qué es importante desarrollar la inteligencia emocional?
Como sabemos, no son las personas más inteligentes las que tienen más éxito o están más satisfechas en la vida. Probablemente conozcas a personas que son académicamente brillantes, pero que no tienen éxito en el trabajo o en sus relaciones personales debido a su baja inteligencia emocional.
El cociente intelectual (CI) por sí solo no es suficiente para tener éxito en la vida. Sí, tu coeficiente intelectual puede ayudarte a ingresar a la universidad, pero es tu cociente de inteligencia emocional el que te ayudará a manejar el estrés y las emociones cuando te enfrentes a los exámenes finales.
De hecho, así como existe la inteligencia racional, también existe la inteligencia emocional, es decir, la capacidad de comprender nuestras emociones y las de los demás. No sólo eso: la falta de inteligencia emocional repercutirá negativamente en el desempeño laboral. Los estudios demuestran que, en el lugar de trabajo, cuanto más altos son los niveles organizacionales, más importante es la inteligencia emocional. El 85% de las habilidades consideradas cruciales para definir a un verdadero líder dependen de la inteligencia emocional.
Cómo desarrollar la inteligencia emocional
Goleman cree que la inteligencia emocional se puede aprender o mejorar. Las cinco habilidades de su marco facilitan identificar áreas de mejora y trabajar para comprender las emociones y gestionarlas.
Acudir a un psicólogo para desarrollar fuertes habilidades de inteligencia emocional te permitirá empatizar con tu equipo, comunicarte de forma efectiva y gestionar los conflictos.
Vocabulario emocional: las personas con un buen nivel de inteligencia emocional son capaces de hablar de sus emociones, describirlas y por tanto gestionarlas. Por el contrario, quienes no tienen un vocabulario emocional desarrollado padecen alexitimia, la dificultad para acceder a su mundo emocional e identificar emociones en los demás y en ellos mismos.
Adaptabilidad y curiosidad: una persona emocionalmente inteligente es adaptable y flexible y no teme al cambio. Se adapta fácilmente a nuevas situaciones en el trabajo y en su vida privada, le intrigan las cosas nuevas y no tiene miedo de experimentar.
Ser independiente: una de las características de la inteligencia emocional es no depender del juicio de los demás. La persona, siendo plenamente consciente de sus emociones, también se responsabiliza de ellas frente a los demás y evalúa cuándo es apropiado compartirlas.