1. “¿Podrías contarme más sobre eso?”
Las personas sin conciencia de sí mismas sólo se preocupan por sus propios pensamientos y opiniones. Las personas emocionalmente inteligentes, por otro lado, están interesadas en cómo se sienten los demás y en lo que tienen que decir. Se comunican de una manera que anima a las personas a hablar de sus sentimientos y experiencias. Valoran la forma en que las personas cuentan sus historias porque les brinda oportunidades de aprendizaje.
2. “Te estoy escuchando”
Al decirle a alguien que lo comprendes, creas una escucha empática. Escuchar implica reconocer y aceptar al otro como persona, darle valor y reconocer su dignidad. “Escuchar” también significa comprender las emociones de la otra persona y lo que no se está diciendo. Saber escuchar verdaderamente genera confianza y aceptación mutua. Es la base de toda verdadera relación interpersonal y social.
3. “Entiendo lo que dices, pero…”
Esta cita resalta otro aspecto importante de la inteligencia emocional: la capacidad de actuar asertivamente al tratar con personas y situaciones difíciles. Si no estás de acuerdo con alguien, exprésalo de forma amable y sin confrontación. El objetivo es facilitar el logro de una solución mutuamente aceptable. Ser educado no sólo es un signo de alta inteligencia emocional, sino también una forma de mostrar respeto hacia los demás.
4. “¿Cómo te sientes al respecto?”
Para hacer que las personas se sientan aceptadas y respetadas, preste atención y tómese el tiempo para comprenderlas y empatizar con ellas. Mientras escuchas, intenta ponerte en su lugar de una manera significativa.
5. “No estoy seguro de qué está mal. ¿Podrías explicarme el problema?
Con esta frase sabes que alguien tiene un problema y, en lugar de reaccionar negativamente, le invitas a compartir sus pensamientos. Alternativas similares: “¿Puedes aclararme esto?” o “Lo que yo entiendo es que […]. ¿Es eso correcto?»
6. “¿Qué quieres decir?”
Cuando le pides a alguien una aclaración, le estás pidiendo que diga algo diferente o que proporcione más información para poder entenderlo mejor. Esto es diferente a pedirle a una persona que repita algo.
7. “¡Te aprecio!”
Reconocer los esfuerzos y logros de otras personas es un verdadero acto de inteligencia emocional. Me gusta la foto que publicaste, me gusta lo que escribiste, me gusta lo que piensas. Me gusta, en definitiva, cómo te presentas en ese momento… Otra cosa es entender el valor de esa persona, aceptar tanto sus fortalezas como sus debilidades, independientemente de sus éxitos o fracasos, sus méritos y defectos.
8. “Me gustaría saber tu opinión sobre esto”
Esta frase y otras similares como “¿Puedo recibir algún consejo de usted?” o «¿Te importa si te pido algunas ideas?» son invaluables. Estás permitiendo que otra persona se sienta orgullosa de sí misma, lo que genera pensamientos positivos sobre ti.
9. “Esta situación me preocupa [o me confunde o me molesta]”
Cuando surge un clima de tensión, la persona emocionalmente inteligente no se centra en la persona que desencadena la tensión, sino en la situación en general. De esta manera no culpamos a alguien y no lo ponemos a la defensiva. En lugar de eso, explicamos cómo nos sentimos sobre lo sucedido, lo que nos ayuda a evitar parecer pasivo-agresivos o antagónicos.
10. “Me siento así por…”
Cuando eres emocionalmente inteligente, te conectas con tus emociones a medida que ocurren, en el momento. Conectarse contigo mismo significa escuchar tus necesidades, observar atentamente las señales que tu cuerpo envía a tu mente; Satisfacer las propias necesidades es el requisito previo para vivir en armonía. La posibilidad de evolucionar emocionalmente, de conocer un poco más de uno mismo y de lo que habita en su interior sólo puede conducir a una riqueza psíquica en la propia vida. Un trabajo que tiene que ver con implementar la inteligencia emocional
11. “Lo siento”
A veces eres consciente de haber hecho daño a alguien… pero disculparte no es una opción. Sí, porque saber disculparse… implica un sentido de humildad y respeto hacia el interlocutor. Sin embargo, esa simple palabra “lo siento” puede convertirse en una forma de entrar en contacto emocional con uno mismo y con el otro (“lo siento si te lastimé”); aprender a conocer los límites de la propia voluntad y la responsabilidad hacia los demás; comprometerse a cambiar (“Intentaré hacer las cosas de manera diferente a partir de ahora”). Pedir perdón puede entonces adquirir un valor que va más allá del simple gesto; No es sólo una forma de cerrar un episodio, sino que nos abre a nuevas posibilidades de crecimiento.
12. “¡Gracias!”
La cortesía común, lamentablemente, no es tan común hoy en día. Decir gracias no es sólo un sinónimo de cortesía, saber agradecer es una auténtica habilidad emocional, significa reconocer, y por tanto aceptar, el hecho de que nos necesitamos unos a otros. ¡Concepto que es la base de la sociedad! Pero, sobre todo, la gratitud es un valor esencial para convivir bien con los demás. ¿Por qué podemos estar agradecidos? De una sonrisa encontrada, de una canción escuchada en la radio, de una llamada telefónica de bienvenida, de una invitación inesperada, de un lugar de estacionamiento encontrado con facilidad. Las cosas simples, las cosas infrecuentes, las que no damos por sentado, son los pilares de un bienestar más duradero.
¿Te gustaría mejorar estos aspectos? Un coach de inteligencia emocional podría ayudarte a desarrollar estos elementos de forma óptima, para así tener una relación más empática hacia los demás y especialmente hacia ti mismo.