¿Qué es la dependencia afectiva?
La dependencia afectiva se considera a todos los efectos una «adicción conductual».
La se caracteriza por patrones de conducta, pensamientos, sensaciones y emociones disfuncionales y compulsivos en el contexto de las relaciones románticas y presenta las principales características de la adicción, a saber:
Placer, derivado de la relación con la persona sujeta a adicción;
la tolerancia, que se manifiesta en la necesidad de pasar cada vez más tiempo con la persona de la que se depende;
abstinencia, ya que se siente sufrimiento (por ejemplo, tristeza, ansiedad y depresión) cuando la persona adictiva está física o emocionalmente distante;
la incapacidad de interrumpir la relación a pesar de ser consciente de los efectos negativos que conlleva;
la interrupción o reducción de las actividades sociales y laborales.
Podemos definir, por tanto, la Dependencia Afectiva como una forma patológica y disfuncional de vivir una relación afectiva, en la que el sujeto adicto es incapaz de construir su propia vida e individualidad fuera del vínculo con la persona en cuestión.
Este tipo de relación se basa en dinámicas de control, posesión y búsqueda continua de tranquilidad que llevan a la persona adicta a una pérdida total de su autonomía y libertad para no perder a su pareja, provocando en consecuencia diversos daños al bienestar emocional y psicológico. ser de la persona misma. Por este motivo, también se les llama “relaciones tóxicas”.
Este vínculo morboso se puede experimentar en cualquier tipo de relación significativa; por lo tanto, así como en la relación de pareja, también se puede encontrar en la relación entre padres e hijos o en la amistad.
Como se manifiesta
La Dependencia Afectiva puede manifestarse de diferentes formas y suele implicar una manipulación emocional por parte de la persona de la que se depende. La manipulación generalmente se ejerce a nivel verbal o con acciones simbólicas que tienen como objetivo hacer que el otro sea cada vez más inseguro y dependiente.
A continuación se detallan los principales elementos que caracterizan este trastorno:
Necesidad compulsiva de la presencia de la otra persona, de la que depende la propia felicidad.
Inversión total del tiempo (tanto en términos conductuales como de pensamiento) en la relación tóxica, en detrimento de otras relaciones emocionales y, a veces, incluso de los compromisos laborales.
Tendencia a justificar a la persona de la que se depende, tanto ante uno mismo como ante los demás; incluso cuando este último se vuelve abusivo.
Pérdida de la capacidad de criticar la relación, negando incluso aspectos claramente patológicos.
Falta de autoestima personal y autoeficacia. Tu autoestima depende exclusivamente de la aprobación de la otra persona.
Incapacidad para decir “no”. Nos volvemos condescendientes con los deseos y necesidades del otro, por miedo a su abandono y a la ruptura de la relación. Esta conformidad puede llegar a ser extrema, por ejemplo en los casos en que el adicto acepta un comportamiento violento hacia sí mismo o hacia sus hijos.
Búsqueda continua de confirmación y tranquilidad, experimentando a menudo fuertes sentimientos de inseguridad y celos por miedo a romper este vínculo tóxico.
Cancelación de la propia individualidad e independencia, las actividades realizadas sin el otro pierden importancia y se viven con sentimientos de tristeza, ansiedad y sensación de vacío.
Falta de energía para los proyectos propios, debido a la inversión total de tiempo y esfuerzo en mantener la relación.
La relación no evoluciona, no hay un proyecto común, no hay deseos y sueños comunes que realizar juntos, sino que sólo se satisfacen las necesidades del otro. Los cambios dentro de la relación se perciben como amenazas.
Ausencia de reciprocidad e igualdad en la relación.
Incapacidad para terminar la relación aunque genere mucho sufrimiento.
Existe un gran miedo al abandono, al rechazo o a la separación.
La Dependencia Afectiva puede llegar a ser sumamente preocupante cuando es tan grave que provoca actos violentos hacia uno mismo o hacia los demás.
En estos casos, una posible traición del otro o su decisión unilateral de interrumpir la relación puede desencadenar en el adicto la aparición de trastornos psiquiátricos, como un trastorno alimentario o una depresión grave, que puede llevarlo incluso al intento de suicidio, o a acciones persecutorias. y/o comportamiento violento hacia otros, como acecho y agresión verbal y física.
En resumen, las personas con Dependencia Amorosa están atormentadas por sentimientos de miedo, aprensión e inseguridad, tienen baja autoestima y poca confianza en su capacidad para despertar el amor en los demás. Estas personas temen la soledad y la sensación de vacío, la ruptura de una relación enfermiza, el abandono y el rechazo de los demás. Desean y esperan ardientemente ese amor integral y nutritivo que probablemente nunca han recibido de su familia de origen.
Como se establece
La Dependencia Afectiva es una condición que actualmente está muy extendida en la sociedad. Las mujeres adultas suelen sufrirlo más, pero el trastorno también puede desarrollarse en hombres y afectar a personas de cualquier edad, incluidos los adolescentes.
Las condiciones que pueden llevar al establecimiento de una Dependencia Emocional son diferentes y están ligadas por un lado a la presencia de vulnerabilidades personales y por otro al encuentro con una persona que tiende a implementar conductas manipuladoras en las relaciones.
El establecimiento de la Dependencia Emocional no se debe a una causa directa, sino a un conjunto de factores (biológicos, familiares, de personalidad…) que interactúan entre sí.
Factores biológicos
Como otras formas de adicción, la adicción emocional también depende del deterioro del circuito neuronal de dopamina, es decir, el neurotransmisor implicado en los procesos de recompensa y motivación. En la Adicción Afectiva el cerebro «aprende» a liberar dopamina en respuesta a situaciones y comportamientos particulares, como la proximidad de otros.
Factores familiares
La Dependencia Afectiva puede verse favorecida por relaciones primarias insatisfactorias con figuras de apego, como los padres. Este estilo de apego inseguro se reproduce también en las relaciones significativas establecidas en la edad adulta y estas personas se perciben a sí mismas como no dignas de amor, inadecuadas y en constante búsqueda de seguridad.
En algunos casos, el establecimiento de la relación tóxica también puede depender de experiencias traumáticas vividas en el pasado, como abusos y maltratos que provocaron un alto nivel de sufrimiento. Estas experiencias tienen mayor impacto si se viven en la infancia, como en el caso del abandono o la separación conflictiva de los padres.
Factores individuales
Una persona puede estar más predispuesta a desarrollar una Dependencia Afectiva. La persona adicta muchas veces puede presentar conductas atribuibles al espectro impulsivo-compulsivo y otras condiciones de sufrimiento psicológico, como baja autoestima, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y depresión.
El vínculo de apego que se establece con el otro atenúa el miedo a ser abandonado, engañando al adicto haciéndole creer que podrá resolver su falta de autoestima.
Cómo salir de la adicción emocional
Con el tiempo, la relación de dependencia emocional se convierte para el adicto en una prisión dolorosa de la que es muy difícil escapar: la relación morbosa provoca baja autoestima e inseguridad en el adicto, que buscará tranquilidad y aprobación en los demás, entrando así en una círculo vicioso.
Aunque no es fácil, es posible salir de las garras de la relación tóxica si la persona adicta está dispuesta a trabajar sobre sí misma y sus fragilidades, recuperando su estabilidad interior, su sentido de autoeficacia y autonomía y, sobre todo, , venciendo el miedo al abandono.
Cómo salir de la adicción emocional
Con el tiempo, la relación de dependencia emocional se convierte para el adicto en una prisión dolorosa de la que es muy difícil escapar: la relación morbosa provoca baja autoestima e inseguridad en el adicto, que buscará tranquilidad y aprobación en los demás, entrando así en una círculo vicioso.
Aunque no es fácil, es posible salir de las garras de la relación tóxica si la persona adicta está dispuesta a trabajar sobre sí misma y sus fragilidades, recuperando su estabilidad interior, su sentido de autoeficacia y autonomía y, sobre todo, , venciendo el miedo al abandono.
¿Cuáles son los pasos a seguir para escapar de una dependencia emocional y finalmente construir relaciones sanas basadas en la reciprocidad y la libertad individual?
Reconoce y acepta tu estado de Dependencia Afectiva, ya no necesitas negártelo a ti mismo ni a los demás.
Analizar y comprender las causas y dinámicas que establecieron la relación morbosa. Además de reconocer las características disfuncionales de la pareja y del vínculo, es necesario analizar la propia historia y funcionamiento para comprender las propias vulnerabilidades y el origen de sus dinámicas disfuncionales. Por este motivo también es importante analizar el estilo de apego primario establecido con las cifras de referencia. Una herramienta útil para tratar cualquier experiencia traumática es el método EMDR.
Desarrollar la motivación para terminar la relación de dependencia, deshaciéndose del miedo al abandono y aprendiendo a decir “no”.
Corrija las creencias negativas disfuncionales sobre usted mismo (como la idea de no valer nada, no ser importante y no ser digno de amor) aprendiendo a amarse a sí mismo y aumentando su autoestima. Amarte a ti mismo significa conocer y aceptar tus fortalezas y debilidades, tu potencial y tus límites, perdonarte por los errores que has cometido, sentirte digno de amor y respeto, como seres humanos y no porque estés dispuesto a dar algo a cambio. Necesitamos ser nuestro mejor amigo, consolarnos en el dolor y la tristeza y darnos lo que necesitamos, sin esperar que otros nos lo den.
Aprenda a autorregularse y tolerar las frustraciones.
Acoge los momentos de soledad, aprendiendo a valorarlos como una oportunidad para escucharte y reflexionar sobre ti mismo.
Dar menos importancia al juicio de los demás.
Convertirse en autónomo y aumentar la autodeterminación. Aprender a no depender de otros para la propia supervivencia, no sólo emocional, sino también material.
Aprende a establecer relaciones emocionales igualitarias y satisfactorias.
Desarrolla la confianza en ti mismo y en los demás.
Expresa tus necesidades de manera asertiva.
Potenciar la red social y amigable de apoyo, que puede ayudar al sujeto a no volver a caer en el círculo vicioso de la relación tóxica.