Aunque cada relación es diferente a las demás, es posible reconocer una serie de «señales» que nos hacen comprender si la historia que estamos viviendo es la de «para siempre».
1. Completa satisfacción
Esta es sin duda la primera señal para empezar. No puede faltar cuando una relación se basa en el amor y el sentimiento que se siente es profundo. El sentimiento de satisfacción debe surgir de forma natural, para que la pareja sólo pueda mejorar nuestra vida, y hacernos sentir libres.
2. Complicidad y armonía
Cuando dos personas se aman y sienten cierto cariño mutuo, es normal sentirse cómplices y en sintonía. Sentirse cómplices en el amor significa apoyarse siempre y ser siempre pareja. De hecho, ninguno de los dos prevalece sobre el otro si existen estos dos ingredientes que forman parte de la relación y sobre todo del amor.
3. Respeto
El respeto es algo que nunca puede faltar en una relación, sea nueva o no. El respeto es ante todo un acto de amor. Si no eliges amar, nunca respetarás a alguien.
Si te preocupas por una persona, el respeto surge automáticamente. Aún más importante cuando se trata de relaciones y amor. El respeto en la pareja debe traducirse en una capacidad de observar al otro de forma auténtica, dejando de lado las propias pretensiones o la imagen ideal que tenemos de él. Significa también no esperar, en consecuencia, que se adapte a nosotros, a nuestras ideas o a nuestra forma de ver las cosas. Significa no obligar a nadie a cambiar para complacernos: eso es respeto en la pareja.
El respeto en el amor significa también sinceridad y honestidad hacia los demás, nada de «mentiras bien intencionadas», nada de engaños ni manipulaciones: al fin y al cabo, no será necesario si estamos verdaderamente interesados en los demás y dispuestos a amar.
4. Libertad
El amor y la libertad a menudo se experimentan en oposición. La libertad se asocia con la independencia, el Amor con su opuesto. En realidad, la Libertad es el primer prerrequisito del Amor, donde ser libre no significa actuar sin límites sino ser libre en unicidad. Si el punto de partida es la Libertad, significa que debe haber una individualidad capaz de investigarse a sí misma, es decir, capaz de percibirse, descomponerse y explorarse a sí misma. Porque ser libre significa ante todo Amar Sí. Es decir, decir Sí a ti mismo y a la vida que eres. Y es precisamente en esta individualidad libre que emerge la fuerza del Amor.
5. Planificación
Cada pareja se forma y construye a partir de proyectos compartidos, que tienen el papel fundamental de mantenerlos unidos. Una pareja puede construirse sobre el deseo de formar una familia, sobre el deseo de comprar una casa, sobre el deseo de tener un hijo o más de uno.
Obviamente a lo largo de la vida estos proyectos cambian, algunos se pueden lograr, otros tal vez fracasen, pero desde mi punto de vista mientras haya alineación entre los dos socios, con respecto a cuáles son las prioridades y cuáles son las posibles direcciones en Para alcanzarlos, la pareja muchas veces puede afrontar dificultades, incluso las más complicadas y agotadoras, ya que ambos son capaces de apoyar al otro. Hay un «nosotros» que llega a ser más que la suma de las partes individuales que lo constituyen.
Sin embargo, cuando los proyectos no son compartidos y/o están ausentes, la pareja pierde un enorme impulso tanto en términos de posibilidad de estar juntos como de posibilidad de afrontar problemas.
Tener proyectos es lo que permite a la pareja reorganizarse y redescubrirse, regenerarse, modificarse y recontraerse constantemente un «nosotros» que se pierde cuando los proyectos fracasan, porque no están determinados ni compartidos. Este es el enemigo más sutil, más insidioso que se puede insertar en el vínculo de pareja.
6. Evolución
La relación estable es una quimera. Cuando una relación se vuelve estable significa que está muerta. El ser humano, como toda realidad, es movimiento. Sin él no hay vida. Lo mismo ocurre con la relación. Sin movimiento, muere. Por eso es importante que el Amor Verdadero esté hecho de continuos movimientos y cambios. El amor necesita renovación, como la planta necesita agua para sobrevivir.
7. Comparación constructiva
Las dificultades que se encuentran a diario pueden convertirse en verdaderos desafíos para una pareja y pueden dar lugar a discusiones y discusiones acaloradas, que tienen muy poco de romántico. Todo esto no sólo es absolutamente normal, sino que, en muchos casos, incluso es necesario. Una discusión puede ayudar a que la relación crezca, madure y se fortalezca aún más.
Lo importante es que sea constructivo, que sea una manera de que los dos socios se conozcan aún más sin herir excesivamente al otro en sus consideraciones. Además, otra señal de amor verdadero aparece cuando, a pesar del enfado y la frustración, no puedes permanecer enojado con tu pareja por mucho tiempo. En este sentido, te sugiero leer el artículo «Cómo comportarse después de una discusión, 10 errores que no se deben cometer»
8. Venir a conocernos
No es una verdadera historia de amor si no hay pasión, como tampoco es una verdadera historia de amor si no hay compromiso. Una relación seria y completa requiere atención y compromiso para resolver diversos problemas, conflictos y malentendidos. Además, aunque siempre hay buena armonía entre dos amantes, puede haber diferencias notables de carácter y también diferentes hábitos que afrontar y aprender a respetar. Por este motivo, sólo podemos hablar de amor verdadero si ambos cónyuges están dispuestos a unirse, dejando a un lado algunas de sus reservas por el bienestar de la pareja.
9. Reciprocidad
La reciprocidad es la característica que te hace sentir que la relación es en igualdad de condiciones y que no todo recae sobre uno solo de los dos. Un famoso dicho zen plantea la cuestión de si alguna vez será posible aplaudir con una mano. Obviamente no. En una relación recíproca no basta con poder conciliar la necesidad de autonomía y la pertenencia dentro de uno mismo, sino que es necesario que esta integración sea compartida. En otras palabras, una sola persona no puede hacer feliz la relación sin la participación y el apoyo de la otra parte.